Lo primero que hay que entender, según ha recomendado los expertos, es que “el consumidor pos-COVID es diferente porque ahora convive con una situación fisiológica alterada y ello repercute en sus emociones”. Por ello “los mensajes visuales que nos llegan ya no son interpretados con la normalidad antes existente. A día de hoy a las empresas no les sirve sólo con emocionar, hay que cautivar para asegurar la supervivencia”.
Los efectos que ha tenido la vida durante pandemia afectan al cerebro y no solo el área emocional, nuestro cerebro ya no es el mismo despues de la pandemia. Nuestro cerebro es muy adaptable a las circunstancias que se vive.
Científicos nos explican necesita la actividad social, siendo algo que se conoce como homeostasis social, que es un equilibrio entre conexiones sociales y el entorno.
Es dificil cuando querer tener una vida social y el contexto no nos lo permita, siendo un conportamiento donde el cerebro quiere dar un toque de atención, donde el cerebro tienes actitudes y te manda señales similares a cuando tenemos hambre.
Con este contexto, los niveles de estrés y ansiedad aumentan como consecuencia del aislamientos. Esto hace que las personas estén mucho más pendientes de las amenazas sociales.